LUN. 21 SEP. 2015

La Ética de Bloquear Anuncios

El tema de la semana sin duda fue el bloqueo de anuncios en Internet. Decenas de artículos fueron publicados en diferentes medios por la capacidad de iOS9 de permitir a sus usuarios no recibir contenidos de ciertos dominios, principalmente de redes de anuncios.

Este no es un tema nuevo: llevo al menos 10 años utilizando un bloqueador de anuncios, al que en primera instancia me vi renuente, ya que decenas o cientos de sitios que visitaba dejarían de tener ingresos para solventar costos de su negocio, y en última instancia, podrían terminar en la ruina si un porcentaje importante de sus visitantes decidiera no recibir impactos publicitarios.
Quienes hemos instalado un bloqueador en nuestras computadoras —y más recientemente, en nuestros teléfonos—, lo hacemos por una serie de razones muy sencillas: queremos paz, rapidez y privacidad. Incluso los anuncios bien intencionados alentan el render del sitio web; en especial cuando no es uno, sino más de cinco, que no es tan poco común. En casos no tan raros, tendremos anuncios que intercalan colores brillantes para llamarnos la atención, o que simulan botones de descarga para hacernos bajar un programa que infecte nuestra computadora, o que pida un rescate a cambio de desencriptar nuestros archivos. A veces también incluyen audio o video.
Yo instalo y recomiendo un bloqueador de anuncios a amigos y familiares para que se eviten problemas cuando navegan.

No menospreciando el tema de la privacidad, somos etiquetados y rastreados en cientos de sitios que visitamos, haciendo un perfil de nuestros hábitos, pensamientos y datos demográficos (que fácilmente se pueden inferir con las páginas que visitamos). Información que sirve para vulnerarnos psicológicamente y vendernos productos que no necesitamos.

Este 2015, bloquear anuncios va a dejar de ser parte de una élite y se va a convertir en una necesidad como lo fueron los bloqueadores de popups hace ya muchos ayeres. La evolución de la publicidad en web fue en torno a violentar la experiencia del usuario: hacen los sitios más lentos, otorgan información que no decidimos compartir y, si nos descuidamos, nos pueden costar cientos de dólares.
El trato entre creadores de contenido y consumidores que bloqueaban anuncios era sencillo: los visitantes iban a consumir el contenido y lo iban a recomendar. De ellos no llegarían centavos, pero debido a ellos, sí. Es relativamente fácil bloquear bloqueadores de anuncios, pero los sitios que lo están haciendo están perdiendo visitas al por mayor.

Quienes nos dedicamos a vender productos y servicios —es decir, todos—, debemos enfocarnos a hacer mejores productos, que hagan mercadotecnia en un mundo sin publicidad a través de word of mouth. Los periódicos impresos han estado muriendo durante diez años, pero de primera mano no he visto a ninguno morir. Mucho menos lo harán medios digitales. Lo que tienen que hacer es saber qué están vendiendo y promocionarlo de mejor forma.

La Ética de Bloquear Anuncios fue escrito por @rafael_soto_ el día lunes 21 de septiembre de 2015 a las 10:36 p. m.

Este post fue etiquetado: marketing opinión web noticias

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